Cuando hablamos de temas comerciales
pensamos siempre que se trata únicamente de intercambio de productos o
servicios, pero en la política las cosas se manejan de forma distinta, pues se
visualizan como simples pantallas que muestran la realidad de una forma
pintoresca y distorsionada.
Para la población es importante
sentirse representada en todos los escaños del gobierno, pero para muchos, lo
importante es lo tangible ya que desafortunadamente por falta de estudios, comodidad
o simple desinterés, el verdadero desarrollo pasa a un segundo plano.
No obstante, esta película no es algo
de locos, es solamente el resultado de campañas estratégicas y muy
profesionales de marketing, generando una imagen completamente comercial y seductora
con la cual muchos políticos se venden, digo muchos porque son pocos los que
figuran por buenas acciones, entonces la conciencia y voluntad electoral de los
ecuatorianos termina por comprarse desnaturalizando de esta forma, el verdadero
significado de democracia y participación, donde no interesa tener electores críticos,
sino simplemente borregos a quienes darles órdenes como “párense aquí y digan
tal cosa”, resulta común, sin embargo, ¿a qué costo? No lo sé,
porque hasta la fecha ha resultado imposible evaluar los daños reales que ha
dejado esta falta de conciencia de los ecuatorianos, no obstante, el punto se
direcciona a la siguiente analogía, mientras más críticos somos, menos nos
verán la cara, afectando la perspectiva de los políticos al entender al elector
como oposición, mientras que la oposición real nace de la falta de criterio ya
que se traduce en oposición al desarrollo, una sociedad más crítica, desata el
vínculo que se ha formado entre lo comercial y lo político, obligando a que dichos
actores busquen nuevos métodos de captación de militantes y seguidores, a
través de mas obras, menos palabras e incluso sujetos a la manipulación directa
de la elaboración de proyectos de ley mucho más estructurados y polémicos, que
no sean las típicas tonterías que salen del estómago para decir que están
haciendo algo y posteriormente darse cuenta de las muchas inconsistencias que
no tienen ni pies ni cabeza.
El crear una conciencia en la
sociedad es lo que menos se hace, porque un pueblo inteligente y con criterio
es mucho más productivo; ojo, no hablo de capacidad porque sé que los
ecuatorianos tienen altos índices de inteligencia,
y aptitud a pesar de sus grandes deficiencias de actitud, sometidos a un sin número
de medias que al tiempo ha resultado en herramientas como bonos, comodidades superficiales, desmotivando
el crecimiento empresarial y ahuyentando la inversión extranjera. NO SOMOS
BORREGOS, somos más que eso, somos un pueblo que necesita alguien que nos guie,
no alguien que nos dice que tenemos que adaptarnos a su forma de ser.
Para concluir, lo comercial dentro de
la política, hace soñar a un pueblo, lo hace ilusionar, pero debería ser más
real para que las personas no se decepcionen, pues lo peor que puede pasarle a
una persona, es depositar su confianza y luego se sientan
traicionados. Por eso tenemos dos opciones; prepararnos para ser más cultos y
útiles, o simplemente ser espectadores y esperar que nos desilusionen.
Indiscutiblemente la cultura electoral de nuestro país no es más que el simple resultado de años de populismo apoyado por la ignorancia e ingenuidad de nuestra población, gente que todavía se aventura a la ciudad con la ilusión de encontrar trabajo para así mantener a sus numerosas familias, las mismas que después de vivir duras experiencias, regresan a sus hogares y continuar con las actividades de toda su vida, obviamente se convierten en flancos fáciles de manipulación... Que tal ser un Noboa Pontón que regala puestos de trabajo y dinero en efectivo dentro de su campaña electoral, o de pronto un Correa, cuyo camino hacia la gente es la desacreditación de sus contendientes electorales, mejor un Gutiérrez que apoya su popularidad al mencionar que su partido político fue el que menos firmas falsas tuvo dentro de los procesos de recaudación...
ResponderEliminarConcuerdo completamente con tu análisis de la falta de conciencia electoral, la misma que acompañada de la falta de conciencia política, nos encierra en un círculo vicioso cuyos límites encierran el verdadero ejercicio de la democracia, es decir un ambiente propicio en el confluya realidad, conocimiento, análisis y sensatez de la población y no sea la necesidad la que marque la tendencia electoral, pues recordemos que el ejercicio de nuestros derechos políticos no consiste en escoger de entre todos los candidatos el menos malo, tal como ha sucedido a lo largo de la última década, se trata de escoger a la persona que va a llevar a nuestro país por un rumbo diferente durante un nuevo periodo...
Para escoger un presidente no se necesita un bolígrafo, se necesita cordura...
Andrés Tenjo