lunes, 31 de diciembre de 2012

FELIZ AÑO 2013



En este maravilloso año (2012) que ya dejamos atrás, hemos vivido de todo tanto en lo personal como en la sociedad en general. Situaciones buenas y situaciones malas, pero lo interesante es que seguimos en pie, siempre fuertes, trabajando para que el mañana sea mejor. Recordemos con felicidad todas las alegrías que tuvimos, y con orgullo todas las adversidades que siendo grandes o pequeñas, nos enseñan día a día que lo difícil nos da la experiencia que nos hace crecer en conocimiento y en humildad. Miremos hacia el futuro con optimismo, seguridad y sabiduría, siempre dando lo mejor de nosotros para que el bien se replique de manera continua, logrando así el éxito que todos anhelamos.

De mi parte y de todos los que conformamos VOCEROS, les deseamos que el año que está por comenzar y los siguientes, sus hogares estén llenos de bendiciones  y prosperidad.

Gracias a todos en este año, ya que sin su apoyo nada de esto sería posible.

Muchas Felicidades,

David Vásconez
Fundador
EL VOCERO
Twitter: @david_vasconez
www.elvocero-ec.blogspot.com

"Es hora de cambiar el País, pero el cambio debe empezar en nosotros mismos" - DAV -

viernes, 23 de noviembre de 2012

POLITICA PIRAÑA, ¿PODEMOS SER DIFERENTES?


En el Ecuador podemos palpar constantemente que mientras van surgiendo nuevos problemas, la atención de todos simplemente se fija de manera bilateral, es decir, uno recibe la información sobre un determinado asunto, la procesa y emite su opinión, investigación, reportaje o lo que sea, pero el punto es que temas pasados quedan en el olvido, en la impunidad o simplemente sin ser resueltos porque obviamente lo que da protagonismo es lo que genera polémica en ese momento.

No me refiero que no se le debe dar la importancia del caso a las situaciones emergentes, pero no debemos olvidar de los demás sucesos. El desarrollo del país no se basa en la filosofía de Tarzán, que puede sonar gracioso, pero ¿qué hacia él?, saltaba de una liana, tomaba la siguiente y ¿Qué sucede con la que soltó? ¿No nos preocupamos por ella? Así nos desenvolvemos en este país, nos olvidamos de las cosas porque dejan de estar de moda, tal como la narco valija, el caso Assange, el ATPDEA, limitaciones para las importaciones, los pativideos o los accidentes causados por los buses que están en mal estado, con llantas sin labrados, sin licencias acordes al tipo de transporte, falta de capacitaciones y un sinnúmero de puntos que solo en este pequeño tema podemos ver que no hay un seguimiento, y que sin embargo siguen existiendo accidentes. La gente sigue muriendo en las vías, pero es tema pasado que ya a nadie le importa y considero que esto es más un asunto cultural porque no se trata tan solo de que hay olvido por parte de la política, ya que los ciudadanos podrían seguir protestando por estos hechos que sin duda afecta de gran manera a la sociedad y al país en general. Pero son como borreguitos, se los lleva con suavidad y se los suelta como PIRAÑAS frente a un acontecimiento nuevo para que sigan con nuevas nubes que impiden ver más allá de lo que nos quieren dejar ver, sobre todo porque el nivel de indagación, de investigación o de curiosidad de los ecuatorianos se encuentra en un porcentaje casi nulo y es por esto que nos presentan algo nuevo, no necesariamente un problema sin solución que nos hace enfocarnos a ello nada más, dejando en el aire muchos asuntos sin resolver que dentro de un tiempo seguirán degradando la sociedad.

Ahora lo importante fuese que los ecuatorianos formemos parte del país, no simplemente para votar, tener la cédula y una papeleta de votación, sino ser parte activa, como fiscalizadores, proponer soluciones, pero también comportarnos civilizadamente con respeto y autenticidad, no respondiendo a intereses sin beneficio de la sociedad. Muy poca gente sigue trabajando por un sueño, por un ideal o un concepto llamado “DEMOCRACIA”, que solo la podremos alcanzar en función de que TODOS nos mantengamos libres para opinar, pensar, actuar, equivocarnos, corregir, libres en obtener información, es decir, libres en todo sentido. He escuchado que la Libertad no está a la venta, que es algo que nos ha pertenecido desde siempre, entonces, ¿Qué esperamos para ser libres?

Por:
David Vásconez
VOCEROS

martes, 23 de octubre de 2012

Los jóvenes políticos se cansaron de observar desde afuera, ahora buscan soluciones para las masas oprimidas.


La política

La política ha perdido su prestigio y credibilidad; hoy en día es tan mal vista, tan criticada… Y las personas que se dedican a ella son completamente estigmatizadas, pasan a ser nada más que una cicatriz profunda en la historia del país.
La política es el proceso de ordenamiento de las sociedades, por lo que se puede inferir que las personas dedicadas a este campo de acción buscan un ordenamiento social óptimo. En estos momentos, mi cuestionamiento profundo es: ¿Acaso a los críticos de la política no les agrada el orden de la sociedad en la que vivimos, o es que acaso prefieren llegar a la más absoluta anarquía?
La política, observada subjetivamente y analizada con profundidad, es una herramienta de ayuda social. Las personas que se dedican a ella no solo se sientan a analizar y criticar los problemas, sino que buscan solucionarlos por medio de su trabajo, entregado a la sociedad sin esperar nada a cambio. Es así que esta rama de las ciencias sociales se caracteriza, o debería caracterizarse, por buscar el beneficio de la mayoría antes que el personal. Una persona cuya convicción esté basada en este ideal es un verdadero demócrata, un estadista.
En palabras de Winston Churchill: "Un político se convierte en un verdadero estadista, cuando comienza a pensar en las futuras generaciones y no en las futuras elecciones".
El político ideal debe ser alguien que realmente posee ideales y valores profundos que le permitan dedicarse a la búsqueda de soluciones, comprendiendo que jamás  una sociedad debe buscar el beneficio de unos pocos en base al sacrificio de muchos.
Los detractores de tan noble servicio, no comprenden que "el ser humano, es un ser social, y un ser eminentemente político" (Aristóteles). Cada hombre y mujer necesita un núcleo social para un desarrollo óptimo; a su vez este núcleo social requiere de un ordenamiento lógico establecido por la política. Al atacar o negar la necesidad de la política para la construcción de nuestra sociedad, lo único que se hace es olvidar y prostituir los valores de la sociedad de la cual somos fruto.

"Nadie puede darte tu libertad. Nadie puede darte tu igualdad, tu justicia o cualquier otra cosa. Si tú eres un hombre, tómala" (Malcolm X). Simple quizás para leerse, pero la profundidad de esta frase subyace en el grupo de verdaderos políticos, de jóvenes políticos, que se cansaron de tan solo criticar y peor aún señalar problemas que ya son obvios para todos. Son los conglomerados de jóvenes que proponen y buscan soluciones para las masas oprimidas, que ansían respuestas, pero que por miedo o comodidad prefieren no buscarlas.
Hoy escucho cómo se menosprecia a los que desean dedicarse a la búsqueda de un ideal. Pero a estos autodenominados jueces de la sociedad, les invito a pensar soluciones alternativas en vez de atacar aquellas que un grupo de luchadores, revolucionarios, de ideología innovadora, creativa y propia tratamos de encontrar.
La nueva generación de políticos está altamente comprometida con su ideología, sin importar el resultado, porque prefieren ante todo mantener sus valores.
Al final a los críticos de la política, mi minuto de silencio, ya que solo les queda aceptar las soluciones que otros buscan. A la nueva generación de políticos con ideales, solo me queda compartirles un pensamiento de Eugene Lonesco: "Las ideologías nos separan, los sueños y la angustia nos unen."

Por:
Francisco Endara
Miembro  Acción Progresista Estudiantil (APE)

viernes, 5 de octubre de 2012

En el Día Mundial del Docente…


Desde 1994 y por iniciativa conjunta de Education International y de la UNESCO, se celebra el Día Mundial del Docente cada 5 de octubre. Este día tiene como propósito homenajear a los docentes del mundo, cuyo impulso y dedicación son la razón de ser de la educación de calidad. Cabe recordar, también, que en el seno de esta celebración, este año se celebra también el Decenio de las Naciones Unidas de la Alfabetización, instaurado en el 2003 y planteado como meta para aumentar la tasa de alfabetización hasta 2015, en el marco de las Metas del Desarrollo del Milenio y como un paso importante para reducir la pobreza.
Sin duda alguna, la educación es el motor principal para lograr el desarrollo y aumentar la calidad de vida de las personas. Pero ésta no podrá ser efectiva si desde las aulas no se promueve el gusto por el aprendizaje. Aclaremos: gusto por el aprendizaje no significa disfrutar de incansables horas de estudio y pérdida de sueño, a pesar de que es precisamente eso lo que están viviendo los estudiantes en China, Singapur, Hong Kong y los países asiáticos en general, cuyo estándar educativo cada vez más va en ascenso. A uno no necesariamente le tiene que gustar estar sentado en una clase de filosofía, o de física. No tiene por qué apasionarse con todos los temas a la vez. Muchas de las más brillantes mentes no completaron la colegiatura, no fueron a la universidad, y tuvieron un récord que dejó mucho que desear en cuanto a su compromiso con las materias de clase.
No, el gusto por el aprendizaje es la convicción de que en medio de todas esas horas de estar dentro de una clase, una pasión y motivación va a surgir. El estudiante va a encontrar algo para lo que es bueno, donde verter sus virtudes y capacidades que hasta el momento no había podido potencializar. En ese momento, estará contribuyendo ya al desarrollo de sí mismo, de su familia, de su comunidad y, como los círculos que se forman sobre el agua cuando se lanza una piedra, al bienestar y desarrollo del país. En algunos casos, será el impulso del profesor el que habrá guiado al alumno a despertar su creatividad y su curiosidad. En muchos otros, será el alumno guiado por su propio deseo de descubrirse a sí mismo. Pero lo realmente importante es que no podrá hacerlo nunca si es que no tiene acceso a la educación, si la persona detrás de un escritorio no hace su mejor esfuerzo por mantener a sus estudiantes motivados y dentro de clases, si el docente se olvida de que la enseñanza más clara no es la académica, sino la personal, aquella que se forja con integridad, juicio y moral.
El componente más importante de la educación es el docente, porque a pesar de que cada vez más los aparatos inteligentes y la tecnología reemplazan al rol que juegan quienes nos forman a través de los años, son muy pocas las instituciones educativas donde se puede prescindir de esta figura o acceder a estas herramientas, especialmente en nuestros países “tercer mundistas”. Por eso, no se puede descuidar a los docentes. Los siglos, las guerras y las dictaduras han pasado, y muchas veces fueron los profesores quienes se empecinaron en continuar educando a los alumnos, muchas veces en medio de las bombas o del miedo a la represión. A mi juicio, enseñar es la profesión que más valor tiene en el mundo, porque sin ese componente no solemos llegar muy lejos. Y los docentes saben que deben cumplir con su trabajo, y lo han hecho en medio de las más adversas condiciones, siempre honrando su compromiso, sabiendo que gracias a ellos todos podíamos llegar a ser mejores personas, grandes personas… y por ello, grandes países.
Lo primero en lo que se debe invertir cuando de educación se trata, entonces, es en mantener motivado al docente, de asegurar que esté adecuadamente capacitado, y de considerar su permanencia en el trabajo en base a sus méritos, a su aporte a la educación de la comunidad, y a su capacidad para motivar a tantos otros docentes  a superarse y al resto de alumnos a valorar la educación como el arma más poderosa para lograr el bienestar. En este sentido, el sistema educativo de nuestro país debe replantearse, para enfocarse en el docente y el alumno primero, pues será de la relación que surja de ambos que se podrán verdaderamente evaluar los resultados.
Es preocupante que las leyes expedidas desde el Consejo Nacional de Superior están, precisamente, atacando al punto fuerte de la educación: el docente. Pretender instaurar la jubilación obligatoria a los 70 años no hace más que perder el componente tan valioso que el docente puede ofrecer a esa edad: su sabiduría, y su tiempo. La experiencia que como personas han adquirido durante siete décadas los capacita de manera innegable para continuar impartiendo el conocimiento. Es un mito que su edad les impide estar al tanto de las tendencias y avances tecnológicos; a ésa edad es cuando más atención le prestan a lo que pasa a su alrededor. Son como los bebés, que observan al mundo a su alrededor con increíble atención. Los docentes de 70 años son iguales, solo que ellos sí pueden discernir y procesar lo que están viendo. La educación no debe estar compuesta solamente por profesores “veteranos”, pero tampoco tiene por qué prescindir de ellos. Al impedirlos ejercer su experiencia, estaremos perdiendo una fuente valiosísima de conocimiento y de curiosidad.
Así mismo, si bien es noble la iniciativa que busca continuar impulsando la educación y llevándola hacia los frentes más altos, no es factible pretender que para el 2017 el Ecuador logre que el 70% de sus docentes pueda obtener un título de PhD. Lo que se va a obtener con esto es que muchos de los profesores que dedicaban la mayoría de su tiempo a cumplir con su trabajo– el de enseñar y estar comprometidos con sus alumnos– van a abandonar casi por completo esa tarea, ya se física o mentalmente, desamparando así a sus pupilos y provocando un deterioro de la educación, cuando debería ser todo lo contrario.
Lo estamos viendo equivocadamente. Si bien un título realmente marca la diferencia, especialmente en el mundo en que vivimos hoy, lo estamos intentando imponer sobre la generación equivocada. Más bien, deberían ser nuestros docentes quienes nos motiven a proyectarnos hacia un doctorado en nuestro futuro. Si nos aseguramos de reconocerlos como se merecen, de darles salarios dignos a la altura de su contribución al desarrollo del país, que será mayor que el de casi cualquier otro ciudadano, de garantizarles condiciones apropiadas de trabajo, el fruto de su esfuerzo será mucho más de lo que podremos obtener forzándolos a depreciar el valor de la educación. Si les entregamos a ellos nuestra confianza y dejamos que nos guíen por el camino correcto, les habremos dejado cumplir con su trabajo y nosotros podremos devolverles el favor en un punto, cuando vean que su ejemplo y su empuje nos llevó hacia donde algún día llegaremos.
El Ecuador no necesita PhDs ni profesores jóvenes para progresar. Tampoco la última tecnología cuando ni siquiera hay recursos para dirigirlos hacia los que nos pueden enseñar a manejar esa tecnología en primer lugar. No, para empezar, el Ecuador necesita elevar el estatus de sus profesores, darles el puesto y el respeto que se merecen. Y todo va a fluir por sí solo. Basta ver los ejemplos del mundo que siguieron este trayecto, especialmente Finlandia y Chile, para comprender que nuestra tarea ante los docentes no es académica, sino humanista: aprender a respetarlos y valorarlos.